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Mostrando entradas de abril, 2018

En la espera, el tiempo se padece

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Las máquinas venían a aliviar el suplicio de las colas, pero quizá lo han agravado; son, a veces, una muralla que se alza ante el cliente. Publicado en La Nación /  Escribe  Emilse Pizarro  /  15 de abril de 2018   ¿Cliente o no cliente? Así, sin más, pregunta la máquina a pocos metros de la puerta de entrada. Este es nuestro primer contacto. Soy cliente, claro. Le dejo dinero al banco por hacer nada: yo misma transfiero desde mi cuenta a otras cuentas y entre las mías. Yo deposito mis pesos y le doy mis datos a quienes deben depositarme. Es mi sueldo el que se acredita allí y quién sabe qué hacen con ese dinero. Soy yo quien deposita los cheques en el cajero automático y es el banco el que se queda con un porcentaje. Que no es el banco, me dirán los amantes de los detalles. Bueno, uno hace lo que puede y en esas reducidas posibilidades se odia a lo más próximo. Que sí, que sí, que soy cliente. Tipeo mi documento nacional de identidad y la máquina me devuelve un ticket: "

La Real Academia Española prohibió el uso del “todos y todas”

“Modo artificial de remarcar la igualdad”: La Real Academia Española prohibió el uso del “todos y todas” Escrito por  Ignacio Bosque El autor del informe de la RAE, Ignacio Bosque, defiende que “el uso genérico del masculino para designar los dos sexos está muy asentado en el sistema gramatical” español y que no tiene sentido “forzar las estructuras lingüísticas”.

El debate por el aborto: qué es la objeción de conciencia

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El debate para despenalizar y regular las interrupciones voluntarias de los embarazos está en marcha en el Congreso Nacional. Los centros de salud de todo el país están obligados a garantizar los  abortos considerados no punibles por la ley vigente, pero los médicos tienen el derecho constitucional a declarar su "objeción de conciencia". Muchos se resisten por motivos religiosos o personales, pero también influye el miedo a posibles conflictos judiciales, cuestionamientos éticos, o represalias de parte de las parejas o padres de las mujeres que abortan. El problema aparece cuando la mayor parte de los profesionales de un hospital o una clínica son objetores y las  interrupciones de los embarazos  se dificultan, atrasan o directamente no se llevan a cabo.